EDITORIAL
En
un reportaje concedido a fines de octubre a un medio mexicano, el ministro
Kicillof dijo que, a partir de enero, cuando se caiga la vigencia de la
cláusula Rufo (que impide mejorar la oferta a los acreedores que no ingresaron
a los canjes anteriores), el gobierno argentino está dispuesto a sentarse a
negociar con los fondos buitres una oferta de pago. Dejó claro, además, que no
se limitarán a hacerlo con los buitres que litigaron (los de Paul Singer y Mark
Brodsky) sino con todos los acreedores que aún están por fuera. Y, obviamente,
admitió que esa oferta será lo suficientemente interesante como para que todos,
litigantes o no, la acepten. Teniendo en cuenta que Kicillof es el general del
ejército de sirvientes y pagadores seriales que nos gobierna, nadie podrá
sorprenderse por el monto a pagar, que algunos estiman superior a los 20.000
millones de dólares. Por supuesto que habrá algún costo político que pagar,
sobre todo para explicarle a su público, menguado pero crédulo, que los cuervos
no eran aves de rapiña sino tiernas palomas de campanario. Claro que no es una
misión difícil, sobre todo para una camarilla de chantas que no para de
tararear canciones de Silvio Rodríguez mientras se abraza con Monsanto,
Rockefeller, Elsztein, Grocopatel, Soros, Chevron o la Barrik Gold. No le temen
al ridículo y ya es muy poco el prestigio popular que les queda y arriesgan.
Por eso es que Alejandro Vanoli, el actual presidente del Banco Central,
ratificando los dichos por su jefe Kicillof admitió que ahora lo que hay que
hacer es aprovechar estos dos meses para preparar un discurso que justifique la
nueva voltereta a la derecha del gobierno. Como si las rebuscadas y caras
palabras de los cagatintas de Carta Abierta pudiesen transformar una nueva
capitulación en una gesta liberadora!! Aunque, después de la Ley de
Hidrocarburos (la mayor entrega del patrimonio nacional desde el Pacto Roca
Runciman) uno puede esperar cualquier cosa de intelectuales a sueldo, de
periodistas de jornales caros y de militantes de profesión y prebenda. Por eso
no hará falta mucho refinamiento en el discurso para seguir gozando de la
simpatía y el aplauso de ese gran sindicato de empleados públicos jerárquicos
que es hoy el aparato político y comunicacional oficialista, empezando por los
pibes rentados de La Cámpora. El Patio de las Palmeras volverá a brillar de
entusiasmo y estallar en una ovación cuando CFK les anuncie que le han pagado
tanto a los fondos buitres que les salió sangre de sus repletos bolsillo!!
PREPARÁNDOSE PARA ABRAZAR A BUITRES
Lo
que no les dirá CFK a sus muchachos es que esa cuenta ira a engrosar la enorme
hipoteca que los Kirchner le dejan al pueblo argentino. Después de una década
en el poder, después de haber pagado una suma equivalente a toda la deuda
externa existente a su arribo al gobierno, ahora, cuando están de capa caída y
en retirada, dejan una deuda superior a la que recibieron. Tampoco les dirá a
sus fieles empleados que eso significa menos escuelas, menos viviendas, menos
trabajo, menos hospitales, menos obras para evitar inundaciones, menos rutas, menos
trenes y más, mucho más, hambre, sacrificio, desamparo, penurias y miseria.
Tratará de que esa verdad sea revelada por quien la suceda, por quien deba
hacerse cargo de cobrarnos una cuenta en la que no tuvimos arte ni parte pero
que, gobierne quien gobierne, tirarán encima del pueblo. Y tratará, sobre todo,
que los crédulos acepten que el kirchnerismo es ajeno al feroz ajuste que se
viene y que el próximo sirviente en jefe llevará a cabo. Las razones que llevan
al kirchnerismo al abrazo con los buitres son de imperiosa urgencia. El
derrumbe del precio de la soja, las necesidades de importar insumos por parte
de una industria que es más una factoría de ensamblaje que otra cosa, la
montaña de dólares que requiere la compra de energía y las obligaciones de la
deuda de vencimiento inminente, acosan las escuálidas reservas del Banco
Central. Se conjugan con una caída general de la actividad económica, con
suspensiones y despidos y con un estado de bronca y desánimo que pueden ser
explosivos en vísperas de las fiestas navideñas. Por eso la urgencia de abrazar
buitres para poder, de inmediato, volver a endeudar al país ante los templos de
los usureros y, con esas divisas, patear la pelota para adelante, aunque sea
por unos pocos meses. Nada hay más importante, hoy para el gobierno, que llegar
tranquilos al final. Es más, ha trascendido que ya está preparada una emisión
de nuevos nonos externos que saldrían al mercado en cuanto se cierre el acuerdo
con los fondos buitres. Con esos fondos pondrán parches a una economía
estructuralmente en decadencia y paños fríos a la bronca popular que la miseria
empuja. Con tal de llegar a diciembre sin que les estalle la bomba que ellos
mismos han ido montando, los progresistas de Puerto Madero$ están dispuestos a
borrar con el codo lo que escribieron a dos manos. Taparán pintadas en los
muros, rasparan afiches, cambiarán el libreto de los cagatintas oficialistas y,
con la mejor sonrisa, dirán que los buitres han sido domesticados y que,
gracias a Cristina, ahora son más buenos que Lassie con bozal!!
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